Siglo XVI, entre olor a pólvora, cañones y mosqueteros, las grandes potencias europeas se lanzan a la conquista del nuevo mundo. Este es el punto de partida para la tercera parte de uno de los referentes de la estrategia en tiempo real.
Después del empujón que supuso en muchos aspectos Age of Empires II en el género de estrategia en tiempo real, ya hace nada menos que seis años y que tan satisfechos dejó tanto a público como a crítica, esta esperadísima nueva entrega viene precedida de una expectación que muy pocos juegos han sido capaces de lograr. Tanta, que aunque si bien es cierto que Age of Empires III vuelve a ser un gran juego, quizás no llegue en conjunto a la genialidad de sus increíbles gráficos, la parte del juego que hasta ahora nos venía encandilando.
Entra por los ojos
Posiblemente lo que más poderosamente llama la atención en Age of Empires III es su magnifico apartado grafico. Realmente la calidad con la que cuentan los entornos y personajes es magnífica y de nuevo volvemos a apreciar ese estilo tan especial que siempre ha tenido esta saga. Los edificios y las texturas rebosan en detalle y son tremendamente realistas, las animaciones no se quedan atrás y es una delicia ver moverse tanto los soldados de los ejércitos como los animales que pueblan los diferentes decorados.
El aspecto gráfico es espectacular y muy variado. Podremos disfrutar de efectos tan realistas como el conseguido en el agua.
Pero si algo merece mención aparte, es el recital de excelentes y realistas efectos que esconde el juego, como por ejemplo el humo o el agua, pudiendo apreciar en este último desde el oleaje hasta los reflejos de los barcos. También cabe destacar el potente motor de física que incorpora esta tercera parte, pues ahora podemos destruir los edificios viendo como saltan espectacularmente en pedazos por los aires de manera no predeterminada, o como las explosiones de los cañones durante la batalla afectan a los pobres combatientes, ver para creer. Lo único malo aunque lógico, es que para disfrutar plenamente de todo este espectáculo visual es necesario un equipo bastante potente.
Una nueva época
Después de haber pasado por la Edad Media en las anteriores entregas de la saga, esta tercera parte nos lleva hasta el siglo XVI, desde el año 1492 hasta el 1850, y concretamente a todo lo referente a la época de la colonización del Nuevo Mundo. La mecánica del juego al igual que las anteriores partes y la mayoría de este tipo de juegos sigue inalterable: deberemos conseguir recursos, construir ciudades y producir unidades de guerra para combatir y expandirnos.
Pero claro, aparte de lo conocido y del mencionado cambio de época también vamos a encontrar algunas jugosas novedades. La Metrópoli es una de ellas, y sirve de ciudad natal y apoyo para los exploradores enviados a fundar una colonia en el Nuevo Mundo. El proceso es simple. En la Metrópoli accederemos a una pantalla con un grupo de cartas cuyo número iremos ampliando progresivamente, y que podremos canjear con la experiencia que hayamos obtenido luchando o construyendo para obtener así nuevas unidades, recursos adicionales o avances tecnológicos. Es un buen sistema que aporta variedad y riqueza táctica al desarrollo del juego.
Otra novedad muy destacable son las rutas comerciales, que resultan de gran utilidad para conseguir recursos constantes. En algunas zonas dentro de los escenarios se pueden construir puestos comerciales que hacen de enlace dentro del recorrido de la ruta comercial, y cuando un tren o una diligencia pase por allí, ganaremos el recurso solicitado. Aparte de ser una nueva fuente de ingresos en el juego, estas zonas añaden un componente estratégico importante al tener que defenderlos eficazmente de los enemigos.
Los bandos
En el juego podemos elegir entre ocho naciones diferentes, cada una con sus unidades y características, sus ventajas e inconvenientes. Así por ejemplo, los españoles cuentan con uno de los ejércitos más poderosos, los ingleses poseen una gran economía gracias a sus colonos, los rusos cuentan con gran número de tropas y recursos, etc. Pero la verdadera novedad a este respecto la encontramos en la incorporación de las tribus nativas, que pueden ser determinantes al convertirse en unos aliados vitales que nos proporcionen tropas y quizá algunos recursos. Precisamente en el control de nuestros ejércitos, es donde vemos uno de los pocos achaques que encontramos en Age of Empires III. Y es que aunque la CPU se maneja a la mil maravillas en el fragor de la batalla, las reacciones de nuestros ejércitos a veces se paralizan o parecen perderse, y aunque en general no es grave, en muchas ocasiones se hace sentir.
En esta tercera entrega se han incorporado importantes novedades como la Metrópoli o las rutas comerciales, que aportan una mayor riqueza táctica a las partidas.
Para finalizar, decir que el juego viene cargadito con una campaña individual con veinticuatro misiones, el modo escaramuza para disfrutar de cuantiosas partidas y el modo multijugador para un máximo de ocho jugadores en red local o en Internet, y que incorpora sustanciosas novedades como la de formar clanes. Además también se ha incorporado un más que completo editor de niveles, sencillo y potente.
Valoración de Age of Empires III
Aunque Age of Empire III no se va a convertir en el nuevo referente en la estrategia en tiempo real, sí que vuelve a colocarse en primera línea y además consigue aportar algunos elementos innovadores para una saga con mucha solera. La diversión está asegurada y no defraudará ni a sus seguidores ni a nuevos jugadores.
jueves, 10 de mayo de 2007
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